jueves, 15 de julio de 2021

El inolvidable bar Eiger

He demorado mucho la escritura de este post porque quería estuviese a la altura de la noticia. Sin embargo me he dado cuenta que es imposible.

El Eiger no solo es historia de Donosti. Es un gran pedazo de historia de las vidas de muchos de nosotros. Al menos la mitad de mi vida como mínimo no la podría imaginar sin este lugar.

Los dos enlaces que voy a compartir ya explican muy bien que fue el Eiger. Pero más allá del relato público que se cuenta, están todas las historias paralelas que en un lugar con este carisma se generan. Historias personales, proyectos existenciales individuales y colectivos, líneas de tiempo derivadas que no existirían de la misma manera si no se hubiesen generado entre esas cuatro paredes.

Tal vez algún día retome el tiempo que se merece hablar sobre este suceso espacio-temporal que supuso el Eiger y tal vez cuente alguna que otra de esas historias. Mientras tanto gratitud y reconocimiento infinito a quienes regentasteis y trabajasteis en él. In memoriam forever.

https://donostitik.com/sanset/bar-eiger-se-marcha-un-icono-rock/

http://www.kulturaldia.com/denborapasa/bares-que-confirman-la-regla-iv-eiger-2/

domingo, 1 de noviembre de 2020

En honor y memoria de los grandes caballeros de la hostelería donostiarra

Hay noticias que no deseo se queden en el olvido. Algo fuerte se ha removido en mis recuerdos al leer en el Fb de Josema Azpeitia (Ondojan), la noticia del fallecimiento de Jose Ramon Elizondo (Bar Aloña-Berri). 

JOSÉ RAMÓN ELIZONDO: ADIÓS A UNA LEYENDA Era de Oñati, pero se apellidaba Elizondo y vivía en Donostia. Pero era de...

Publicada por Ondojan.com en Martes, 27 de octubre de 2020

 

¿Por qué?. Es un conjunto de sentimientos.

Por una parte los recuerdos de una veterana juventud cuando bien entrada la treintena un grupo de amigos nos autodenominamos la Cofradía del Mojojón Surfero y nos dedicamos durante un tiempo a recorrer bares donostiarras de pintxos, con su correspondiente degustación, los primeros miércoles de cada mes. De esto hace ya mucho más de 10 años.

En estas correrías cuando tocaba el querido barrio de Gros, una parada obligatoria era siempre el Aloña-Berri. Para mí era el icono del auténtico bar de pintxos donostiarras. No voy a entrar en detalle de los motivos.

Por otra parte, hace un par de años tuve la suerte de ser invitado por mi amiga Carolina Rincón (Carolina Rïn) a la comida del capítulo anual de la Gastronómica. Ese año ella junto con otros ilustres, entre quienes seencontraba también el mismo Josema Azpeitia, eran galardonados y reconocidos como Cofrades de Honor.

Aquella comida fue una de las experiencias más gozosas de toda mi vida. Sin ninguna duda. El lugar, el ambiente, el momento y la propia comida fueron inolvidables. Casualmente compartí mesa con Josema Azpeitia a mi izquierda y enfrente Jose Ramón Elizondo junto con su esposa. A ninguno conocía personalmente y ninguno supongo se acordaría de mí en estos momentos, puesto que la mesa era grande y las conversaciones alternaban de un lado para otro.

Pero al leer la noticia no he podido remitirme de inmediato a ese día de máximo placer y #donostiarrismoextremo culinario para mí, junto con el recuerdo de los momentos vividos en el antiguo Aloña-Berri y templos similares. Momentos de confidencia y degustación en barra como los disfrutados en el antiguo Garbola, con el también fallecido y siempre querido Goyo alfrente, también junto con su inseparable esposa. Nunca olvidaré cuando me contaba las historias de los primeros concursos de pintxos, allá por los 80 en los bajos del Ayuntamiento. Aprovecho ahora para traer también su recuerdo.

HASTA SIEMPRE, GOYO !! Por Josema Azpeitia Encaramos hoy, lunes, la primera semana sin Goyo Martínez después de que el...

Publicada por Ondojan.com en Domingo, 18 de marzo de 2018

Es que eran de esa raza de Camareros-Caballeros, así me gusta denominarlos, más allá de su elevadísimo arte gastronómico. Imponentes detrás de la barra, doctores en profesionalidad, educados hasta el colmo de la paciencia, pero igualmente tajantes e implacables con quien no merecía ese trato en sus establecimientos.

Por eso estas fotos suponen para mí el icono de un bar depintxos donostiarra y me da infinita pena que vayan desapareciendo, más allá de épocas de pandemia y crisis mundiales. Si acaso estas convulsiones pandémicas traen algún cambio social y alguna renovación en los negocios hosteleros, ojalá sea la recuperación del espíritu y el buen hacer de estos bares. O al menos no su extinción total.

lunes, 10 de agosto de 2020

La esencia de los pintxos y las sociedades gastronómicas donostiarras. Dos libros.

Este verano he encontrado estos dos libros entre la considerable colección gastronómica de libros y videos de mi padre, gran aficionado a la cocina. Son un descubrimiento porque nos retrotraen a esas recetas, ahora ya diríamos "antiguas", (que no los son) de las sociedades gastronómicas y bares de pintxos donostiarras. Justo antes diría yo del superboom mediático-turístico que ha experimentado la gastronomía donostiarra en el final y comienzo de siglo.

En "101 sociedades gastronómicas de Gipuzkoa. Sus mejores recetas" Ed, Ttarttalo se recopila un menú (dos platos más postre), por cada sociedad representada. La primera edición es de 1997. Ya solo la estética del libro, su montaje y fotografía, nos coloca de inmediato en el ambiente tradicional que siempre recordamos de las sociedades gastronómicas, no solo de Donosti sino de toda Gipuzkoa.

Sospecho que si se replicase hoy en día la idea del libro, en algunos casos tal vez los propios cocineros optarían por menús mucho más sofisticados, debido a la imagen superlativa que se tiene hoy en día en el imaginario de la cocina vasca, plagada de superchefs y estrellas Michelín. Pero no. Ese es precisamente su valor. 

Aperecen recetas y menús que siempre nos hemos encontrado y hemos cocinado en la sociedad. Cocina casera, sencilla en su mayor parte, con el toque personal en cada caso del cocinero y de la sociedad. Sin ningún ánimo competitivo, ningún afán de descubrir, destacar ni desmostrar nada. Tiene ese punto de inocencia y humildad si se me pemite visto desde la perspectiva actual, que lo impregna de autenticidad y tradición.

En la última parte del libro además aparece una ficha de cada sociedada gastronómica con sus datos, caracteristicas y anécdotas. Algunas son realmente divertidas, más aún si conoces el lugar o alguno de los personajes de la época.

Del otro libro "Pintxos donostiarras" Ed. Lur diría prácticamente lo mismo pero aplicado esta vez a los bares y sus pintxos. Este data de 1992. Por tanto mucho más sugerente bajo mi criterio. 

Invito a jugar haciendo una comparativa de aquellos pintxos y bares con los actuales, muchos de ellos desaparecidos ya o traspasados de dueños. Nos podemos llevar verdaderas sorpresas. Puede que alguna decepción también tal vez para quien no conoció aquellas barras. Pero desde luego es un reflejo fiel y auténtico de aquellos años, donde cada bar de pintxos sin duda tenía una personalidad propia.

Los breves párrafos de introducción y presentación del libro, reflejan a la perfección en mi opinión aquellos origenes de la cultura del pintxo en Donosti, previos como decía antes al superboom turístico. 

Recuerdo tener conversaciones a menudo sobre el tema con el gran Goyo (Garbola), el barman por excelencia. En su memoria y homenaje a la cantidad de buenos ratos que pasé en su barra reproduzco las páginas del libro correspondiente a sus pintxos.

 

Ambos libros aún se pueden conseguir hoy en día buscando un poco y de verdad los recomiendo para quienes quieran conocer la esencia culinaria donostiarra en estos dos ámbitos; las sociedades y los bares, representada en sus principios.